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Conozca a Diedre Leggert, Héroe de la Movilidad 2025, la querida conductora de paratránsito de RTD

Julia Dambekaln

Cada día en el área metropolitana de Denver, Diedre Leggert hace mucho más que transportar clientes. Al volante de su vehículo Access-a-Ride, es una mano firme, una cara amable y, en muchos casos, la primera conexión humana del día que tienen sus clientes de camino al trabajo, al médico o a la familia. Su compasión y fiabilidad le han granjeado la admiración de sus clientes, y ahora, el título de Conductora de Tránsito Favorita de Paratransit y el reconocimiento como Héroe de la Movilidad a través de la Coalición de Movilidad y Acceso del Condado de Boulder y el Programa Movilidad para Todos.

"Es muy dulce", dice Leggert sobre el premio. "La gente se ha desvivido por fijarse en mí para esto, y lo agradezco de verdad".

Su trayectoria en este trabajo es tan profunda y sincera como el servicio que presta. Nacida en California, se mudó con frecuencia debido a que su padre trabajaba en las Fuerzas Aéreas, antes de establecerse en Colorado durante el instituto. Durante años dependió del transporte público: "No me saqué el carné hasta los 25 años, así que lo mío era el RTD", y más tarde se licenció en escritura y psicología por la Universidad de Colorado-Denver.

Antes de conducir para RTD, Leggert pasó 19 años trabajando en el distrito escolar de Cherry Creek, la mitad en clases de primaria y la otra mitad en educación especial. Inspirada por el trabajo de su madre en educación especial, vio de primera mano lo significativa que podía ser esa conexión. "Había alumnos a los que ayudaba en la escuela, y ése fue mi catalizador: saber que realmente podía marcar la diferencia", dijo.

Ese mismo instinto la llevó al paratránsito. Durante los últimos ocho años, Leggert ha operado un vehículo Access-a-Ride, y ahora lo hace a través de la Uber WAV respondiendo a solicitudes de guardia en toda el área metropolitana. Sus clientes pueden acudir a citas con el médico, al trabajo, a casa o, en el caso de un cliente de muchos años, a viajes semanales al bar o al dispensario. "Él y yo somos grandes amigos. Probablemente votó por mí para este premio".

Sus profundos lazos con la comunidad a menudo cierran el círculo. De vez en cuando recoge a antiguos alumnos de su época de educación especial, y verlos prosperar y viajar de forma independiente es una de sus mayores alegrías. Leggert también se desvive cuando los clientes lo necesitan. Describe cómo recogió a una mujer con discapacidad visual y a su perro de servicio en un día de nieve en el que otro vehículo se había averiado.

"No tenemos nada ahora mismo, ponla con nosotros e iremos a por ella", recuerda Leggert, que cuenta que estaba formando a un nuevo conductor cuando se enteró de la situación. Al llegar, saludó a la mujer con un "¡Hola, mejor amiga!", una frase que tomó prestada de una cuenta favorita de Instagram, y la clienta se iluminó, repitiéndola cada vez que volvía a viajar con Leggert. "Ver lo feliz que estaba, establecer esas conexiones, me recuerda lo importante que es este trabajo. No lo doy por sentado".

El enfoque de Leggert combina habilidad, empatía y comunicación intencionada. Habla algo de español, ha aprendido el lenguaje de signos americano para atender mejor a los clientes no verbales y se esfuerza por respetar su independencia a la vez que les ofrece apoyo. "Utilizan esto para ser independientes, así que darles otra oportunidad de serlo es muy importante".

Cuando se le pregunta qué valores aporta a su función, no duda: paciencia y escucha.

"Hay que escuchar a los clientes. Tienes que saber lo que necesitan. Tienes que saber cuál es tu trabajo y por qué estás ahí. A veces, salir a la acera significa ayudarles a llegar a la puerta. El mero hecho de proporcionar esa ayuda adicional, sin perder de vista su independencia, cambia por completo la experiencia".

La personalidad de Leggert brilla en todo lo que hace. "Tengo 60 años y una fiambrera de Hello Kitty: ¡así soy yo!".

Su trabajo la lleva por Westminster, Edgewater y Lakewood, pero su mensaje al público sigue siendo el mismo: la empatía importa.

"Estos clientes podrían ser cualquiera. Podrían ser tu hermano, tu hermana, tu mejor amigo", subraya. "Prestamos este servicio para que puedan desplazarse como cualquier otra persona. Tengan un poco de paciencia".

Leggert no sólo conduce un vehículo; conduce conexión, dignidad y atención. Su reconocimiento como conductora favorita de paratránsito no es solo un premio, sino un reflejo de las vidas que toca cada día.

Written by Julia Dambekaln